martes, 24 de abril de 2018

Logística | Análisis de mercado

¿Amazon es un caso de éxito?




En apenas una década, los hábitos de compra han cambiado más que en toda la historia anterior. Con ellos la cadena de suministros. Con ellos la logística asociada al nuevo canal virtual. El líder de este escenario es por ahora único. Una tienda virtual. Se llama Amazon. Su fundador y propietario, Jeff Bezos, puso en marcha la compañía en 1994. Hoy su presencia es planetaria y Forbes estima su fortuna en más de 112.000 millones de dólares. Es el hombre más rico del mundo. La pregunta parece impropia pero ¿Es la historia de un éxito?


Seguro que sí. Probablemente, sí. Seguramente, no. Las tres respuestas son ciertas.


Para Jeffrey Preston Bezos, no hay duda. Sí. Una compañía cuya primera oficina fue un garaje (¡como no!) que vendía sólo libros en los Estados Unidos, sin más infraestructura. En 24 años vende de todo, en todo el mundo, con casi 80 centros logísticos. Tiene flota propia de aviones. Quiere ser –lo será- autónoma en sus entregas. Y está en camino de ser la mayor compañía del mundo. Su valor en bolsa, hoy, es de más de 700.000 millones de dólares.

Para el usuario, tampoco hay duda. Casi nadie se resiste a la compra en Amazon. La macro-tienda online global ha creado un nuevo estilo de consumo. Es sencilla, cómoda y eficaz. Abierta 24 horas, 365 días al año. Desde cualquier punto del mundo con acceso libre a Internet.

Probablemente, sí, sea un éxito para sus proveedores de infraestructuras logísticas. Para los suministradores de sistemas, de equipamiento logístico de automatización para sus almacenes y plataformas. De cajas y embalajes. Para sus socios actuales de última milla. Couriers y operadores logísticos. Trabajo para todos. Permanente y creciente. Y para las compañías que venden sus productos a través de Amazon (marketplace). Un nuevo escaparate global con más de 1.300 millones de visitas en 2017.

Seguramente, no, paradójicamente, para todos los anteriores, especialmente para cualquiera de sus socios logísticos actuales. Las exigencias son brutales. Los precios por servicio, muy bajos. La planificación irregular. Las responsabilidades, absolutas. Y el riesgo de que el receptor perciba que el error, de producirse, es del operador y no de Amazon, enorme. En todos estos años no ha sido infrecuente (desde su mismo origen) que Amazon no cumpla con todos los envíos en épocas clave, Navidad o el Black Friday: el pagano a la postre, a ojos del usuario, la empresa de mensajería.

La paradoja está en que, como con el resto de sus socios, el acuerdo comercial es “pan para hoy y hambre para mañana”. Amazon aprende de los proveedores, crea masa crítica y luego monta su propia empresa de carga aérea, paquetería, automatización de picking, etc.

Seguramente, no también para la mayoría de empresas del marketplace por las condiciones leoninas que impone el gigante americano contra el que, además, no se puede luchar. Si no estás en Amazon, apenas si existes.

Seguramente, no para los accionistas. Por ahora. Los beneficios apenas han existido. Y en consecuencia, los dividendos. Según Bezos porque la empresa está centrada en el largo plazo.


Amazon: empleo precario

Seguramente, no para la mayoría de los más de 88.000 empleados. Conflictos en varios países europeos y una constante en todos los análisis que puedan encontrarse de este gran escaparate: los empleados que trabajan en sus plataformas logísticas, es decir la mayoría, pues es el escenario clave del negocio, lo hace en condiciones desfavorables.

Y seguramente, no, si nos atenemos a la escasa transparencia del negocio; a la sensación de monopolio contra el que nada se puede y cuyos tentáculos medran en todas direcciones (el más inquietante, los servidores en la “nube”); y a la negación de la mayor: “no somos una empresa logística”, cuando, como poco, esa es una de las patas que sustentan el imperio Bezos.

Amazon ha reinventado la rueda. Ha elevado a superlativo el valor de la logística. Pero ojo con los líderes, con su fascinación “mesiánica”. Y ojo con los éxitos a cualquier precio.

Ahora la pregunta tiene más sentido ¿Verdad?


Fuente: CdeComunicación
Autor: Ricardo Hernández



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